El corretaje es una actividad comercial que consiste en intermediar en la negociación de bienes o servicios entre dos o más partes, sin asumir la propiedad de los mismos. El corredor actúa como un facilitador, aportando su experiencia y conocimiento del mercado para lograr una transacción exitosa. Su remuneración, generalmente una comisión, se genera una vez concretada la operación. El éxito del corretaje depende en gran medida de la capacidad del corredor para identificar las necesidades de sus clientes, negociar eficazmente y gestionar los aspectos legales y administrativos del proceso. Esto requiere habilidades de comunicación, negociación, análisis de mercado y conocimiento profundo de la legislación aplicable a la transacción en cuestión. Además, la ética profesional es fundamental para mantener la confianza de los clientes y la reputación del corredor. El marco legal que regula la actividad de corretaje varía según el tipo de bienes o servicios involucrados. Es crucial que los corredores conozcan y cumplan con todas las normativas pertinentes, incluyendo las relacionadas con la publicidad, la información al cliente y la protección de datos personales. El incumplimiento de estas regulaciones puede acarrear sanciones administrativas o incluso responsabilidades civiles o penales.